28.4.10

Vos.

Mis dedos bailan en los Zurcos de tus letras,
Dan un doble giro en el vacio entre las palabras,
y una pirueta en los puntos
y aparte.

22.4.10

Vientos

Y Apolo lo castigo, convirtiéndolo en viento.

Viento, para que no toques.
Viento, para separarnos/te/me


Viento
Viento eres.
Viento que te siento y no te toco.
te percibo, sin recibirte.

Abro la ventana para respirar.
toca mi cara,
mis labios
- se secan , como si se escudaran, mueren de sed-
siento el carmín tomar mis mejillas.
te siento.
y no te toco.

Viento.
Zumbas y no hablas
Te grito, y no escuchas.
Menuda tarea te confió.
Cargar con mis palabras en tus bolsillos.

Viento,
Cercano, y ajeno.
de todas y de nadie.
Mío, mío solo.


Oh!


Si soplarás tan fuerte como para arrastrarme!
Si te hicieras tornado, tormenta de arena.
Y me llevaras, liviana.




Cierro la ventana.



"(...)Jacinto fue uno de sus amantes masculinos. Jacinto era un príncipe espartano hermoso y atlético. Ambos estaban practicando el lanzamiento de disco cuando un disco lanzado por Apolo fue desviado de su trayectoria por el celoso Céfiro y golpeó a Jacinto en la cabeza, matándole al instante. Cuando murió, se dice que Apolo se vio tan embargado y tan enfadado con Céfiro que le convirtió en viento para que nunca volviera a tocar ni hablar a nadie. De la sangre de Jacinto, Apolo creó la flor llamada como él como tributo a su muerte, y sus lágrimas mancharon los pétalos de la flor con άί άί, que significa ‘¡ay, ay!’. El Festival de Jacinto era una celebración de Esparta."

21.4.10

Todo o nada.

Nada
Una nada llena de un todo.

Silencios llenos de palabras.

Un todo lleno de nada me espera

Bajo la cabeza, y me agarro la corona,
para que no se me caiga y se me pierda.

No queda mucho más que decir,
Si no te amara tanto,
te mentiría
Para entretenerte un rato más


Silencio
Un silencio bulliSioso.

17.4.10

Dos.

(siento la necesidad de hablar de por que todo cambia, de por que solo se huye para adelante, de por que ya no extraño ese diamantesito en mi dedo, de por que me compro zapatos en vez de ir a terapía, del chocolate como amante en mis noches eternas, de los pequeños brazos que me abrazan con muuucho amor, pero que no llegan a envolverme, en los puntos y las comas, y otra vez a vos, a tu boca, a tus palabras, a los silencios, y creo que eso debo hacer, silencio)

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Se abre el telón, hay sutiles luces,
La actriz principal se para el el centro del escenario

AP.: (silencio)




Fin acto dos

11.4.10

ese hoy ahora, es un ayer lejano.

Hoy pensába en mesas y escaleras. De subte particularmente, particularmente cuando hay varias a la periferia, y todas te sacan en lugares diferentes (pero simpre es casi lo mismo)
Como en los lugares de las mesas, la sinergia interplatal debería de ser equivalente, por lo menos equiparada con la sal y el zumo.
Esto lo pensé en una iglesia
Por que ya no son lo que eran.
Por que ya no soy lo que era.

Dioz seguirá siendo el mismo?

Tormentas

si nos sacan el rencor, la deuda del coche que no compramos, las ganas de poder comer el pastel de cumpleaños de la reina de Inglaterra, el miedo a las arañas, el ruido del colectivo, el tercer ojo, las medias sin pares, los aneurismas, el pavor al cáncer, los nudos de la espalda, los ecos eternos, las palabras que nos olvidamos, el nombre que le inventé a mi color favorito, la logosofía, y las ganas de mirar para arriba, podría llenar los inhóspitos cráteres de Mercurio con palabras aladas.

Laputamadre

Descubriendo nada.

(...) lo importante es tener siempre ganás de estirar el brazo, (mientras caminás por la vereda o similar) y tocar las hojas de los árboles.

Escuchar el ruido de la textura
el olor del color
el gusto de vivir

Es simplemente eso.

A.C.

Escuché un cuento, de una paloma y un cazador. Quién sabe por que fue escrito. escuché un cuento, no lo leí, maravilloso pecado. un amante virtual, inexistente, que acaricia a través de teclas y huele por los ojos. Extraño, común y ajeno. Patria lejana. tierra húmeda en verano. Pasto cortado, el olor en la memoria, la imagen detona un recuerdo, abre un cajón del fichero: A-2185578-KYT-36.12 > PASTO RECIÉN CORTADO

B-54545465-SDAS-356.1> olor a café en una mañana soleada.

9.4.10

Cup Cake a distancia. (que mierda es un cupCake?)

Podría hablar de como domar leones.
De mi relación con las drogas.
Podría explicar por que no me gustan los perros.
Podría dar una extenuante plática de percepción.

Pero no puedo dejar de pensar en vos en nuevaiork.
Yo, la misma noche en V.

Y seguir nuestras vidas como si nada.
Jurando cafés.
Organizando encuentros perfectos.

Leyéndonos las verdades como si fueran mentiras,
así. Eternamente.

Pero no.
(pero tampoco puedo dejar de suponer)

Quizás esta noche me suba a ese micro.
Quizás ni te enteres.
Quizás ni me entere.

5.4.10

Un Tal Lucas – Julio Cortázar

Nadando en la piscina de gofio

El profesor José Migueletes inventó en 1964 la piscina de gofio(1) apoyó en un principio el notable perfeccionamiento técnico que el profesor Migueletes aportaba al arte natatorio. Sin embargo no tardaron en verse los resultados en el campo deportivo cuando en los Juegos Ecológicos de Bagdad el campeón japonés Akiro Teshuma batió el récord mundial al nadar los cinco metros en un minuto cuatro segundos.
Entrevistado por entusiastas periodistas, Teshuma afirmó que la natación en gofio superaba de lejos la tradicional en H2O. Para empezar, la acción de la gravedad no se hace sentir, y más bien hay que esforzarse para hundir el cuerpo en el suave colchón harinoso; así, la zambullida inicial consiste sobre todo en resbalar sobre el gofio, y quien sepa hacerlo ganará de entrada varios centímetros sobre sus esforzados rivales. A partir de esa fase los movimientos natatorios se basan en la técnica tradicional de la cuchara en la polenta, mientras los pies aplican una rotación de tipo ciclista o, mejor, al estilo de los venerables barcos de ruedas que todavía circulan en algunos cines. El problema que exige una nítida superación es, como lo sospecha cualquiera, el respiratorio.
Probado que el estilo espalda no facilita el avance en el gofio, preciso es nadar boca abajo o levemente de lado, con lo cual los ojos, la nariz, las orejas y la boca se entierran inmediatamente en una más que volátil capa que sólo algunos clubes dinerados perfuman con azúcar en polvo. El remedio a este pasajero inconveniente no exige mayores complicaciones: lentes de contactodebidamente impregnados de silicatos contrarrestan las tendencias adhérentes
del gofio, dos bolas de goma arreglan la cosa por el lado de las orejas, la nariz
está provista de un sistema de válvulas de seguridad, y en cuanto a la boca se las
rebusca por su cuenta, ya que los cálculos del Tokio Medical Research Center estiman que a lo largo de una carrera de diez metros sólo se tragan unos cuatrocientos gramos de gofio, lo que multiplica la descarga de adrenalina, la vivacidad metabólica y el tono muscular más que nunca esencial en estas competiciones. Interrogado sobre los motivos por los cuales muchos atletas internacionales muestran una proclividad cada vez mayor por la natación en gofio, Tashuma se limitó a contestar que a lo largo de algunos milenios se ha terminado por comprobar una cierta monotonía en el hecho de tirarse al agua y salir completamente mojado y sin que nada cambie demasiado en el deporte. Dio a entender que la imaginación está tomando poco a poco el poder, y que ya es hora de aplicar formas revolucionarias a los viejos deportes cuyo único incentivo es bajar las marcas por fracciones de segundo, eso cuando se puede, y se puede bastante poco. Modestamente se declaró incapaz de sugerir descubrimientos
equivalentes para el fútbol y el tenis, pero hizo una oblicua referencia a un nuevo
enfoque del deporte, habló de una pelota de cristal que se habría utilizado en un
encuentro de basketbol en Naga, y cuya ruptura accidental pero posibilísima entrañó el harakiri del equipo culpable. Todo puede esperarse de la cultura nipona, sobre todo si se pone a imitar a la mexicana, pero para no salirnos de Occidente y del gofio, este último ha empezado a cotizarse a precios elevados, con particular delectación de sus países productores, todos ellos del tercer mundo. La muerte por asfixia de siete niños australianos que pretendían practicar saltos ornamentales en la nueva piscina de Camberra muestra, sin embargo, los límites de este interesante producto, cuyo empleo no debería exagerarse cuando se trata de aficionados.




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1 que, por si no se sabe, es harina de garbanzos molida muy fina, y que mezclada con azúcar hacía las delicias de los niños argentinos de mi tiempo. Hay quien sostiene que el gofio se hace con harina de maíz, pero sólo el diccionario de la academia española lo proclama, y en esos casos ya se sabe. El gofio es un polvo parduzco y tiene en unas bolsitas de papel que los niños se llevan a la boca con resultados que tienden a culminar en la sofocación. Cuando yo cursaba el cuarto grado en Bánfield (Ferrocarril del Sud) comíamos tanto gofio en los recreos que de treinta alumnos sólo veintidós llegamos a fin de curso Las maestras aterradas nos aconsejaban respirar antes de ingerir el gofio, pero los niños, le juro, qué lucha. Terminada esta explicación de los méritos y deméritos de tan nutritiva sustancia, el lector ascenderá a la parte superior de la página para enterarse de que nadie

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1.4.10

Diez.
Mis manos se meten el el bosque de tu pelo.
Nueve.
Mi boca, (guiada por tu aliento) busca la tuya.
Ocho.
Besándote, quiero dejar de contar.
Siete.
Empiezo a pensar que contar desde diez es muy poco.

(el Seis se demora)
Mis manos buscan tus costillas, para clavarte un puñal.
Cinco.
Tu boca se empieza a extender por todo tu cuerpo.
Cuatro.
Seguimos contando solo por jugar.
Tres.
Estoy a merced de tu deseo.
Dos.
Ojalá y sea eterno.

Uno.
(momento de separarnos, pero es tarde.)


Unosomos.