20.5.10

Receta para el delirio de amor

sacaban de sus bolsillos:
pelusas.crepúsculos.monedas.caramelos.esperanzas.unasílaba.unamentira.lafichaparaelestacionamiento.
botones.unbrazo.unpelo.unamedia.laotra.unkilometrodepiernascaminoscaminadosporcaminar.

los tiraban en ese pozo
que no era otra cosa que un gran sombrero

y cuando ya no quedaba nada
se tiraban ellos
Y en el pozo, se arrancaban la piel y los suspiros

Antes
delSol, en el Transcurso
de la misma noche.
-Nocturnidad-
Se los pondrían nuevamente
Quizás, distraídos, pongan una pelusa en el lugar de las monedas;
Una esperanza en el muñon dónde estaba el brazo.

Antes
delSol, en el Transcurso
del mismo sueño;
los acomodarán.



17.5.10

BELIEVEEE

Paso mis noches soñándote
Pasan mis días, pensándote.

Y si mi vida se pasa
entre tus caricias
y el tiempo que tardan en enfriarce,
deberé comer con las manos atadas a las rodillas,
en manera de agradecimiento.
Por que no creo en los castigos,
o en los Testigos de Jehová.

13.5.10

Electric Feel

De tus manos los besos
de tus hombros los silencios
de tu pelo las dudas
de tu piel el agua

de tus ojos la noche
de tu boca la vida

de tus codos las risas
de tu sexo la calma

de tu espalda el cielo
y la tierra

de tu nuca las ruedas
de tus piernas la música

"de vos yo lo quiero todo"

6.5.10

Tu oreja dorada.

tu oreja dorada.

Ni carne ni hueso,
Ni luz, ni diamante.
Tu oreja dorada
se come la luz,
llena de nada,
llena la nada.

Vórtice inventado.
Intento recordarla.
Aunque sé
que volveré a mirarla.

Y de faltarme,
lo último que extrañaría
sería
tu oreja dorada.
Llena de luz,
llena la nada.

4.5.10

Kinotos

Todo lo que puedo decir sobre ellos.

Nunca los entendí muy bien, ni siquiera recuerdo su sabor. Son naranja. Son naranja y limón. Como pequeños óvalos, ovales, huevos, pequeños, huevos de codornis, pero de color naranja, con esa piel con los poros abiertos a la que nos tienen tan acostumbrados los cítricos. Con el Aceite Escencial ahí, a flor de piel, esperando a algún alma que no repare en el dolor ajeno. Una apretadita y los ojos como llamas. Pero húmedas.

En la casa de mi abuela había un árbol del Kinotos. No daba sombra, no me podía trepar. No podía sacarle las flores, por que después "se van a aconvertir en un kinotito". No podia hacer nada con ese árbol. Flacucho y molesto.
Recuerdo en mi cumpleaños, creo que de cinco años, o por ahí, estaba con mis compañeritos del cole jugueteando, le rompieron todo el disfrás al payaso que (años después, descubrí que) era mi niñera. Y en un momento, tooodas mis compañeras, con sus vestidos con moños y demás, estaban vaciandole el árbol a mi abuela,  y diciéndome
Compañeritas de escuela "bien":- "¿¡cómo que no te gustán los Kinotos?!?".
Yo:- " no son horribles, y a este árbol lo odio"
 Compañeritas de escuela "bien":-"los podemos llevar"
(...)

Y eso es todo lo que puedo decir sobre los Kinotos, Agregando que mi abuela hacía un dulce de Kinotos Que jamás probé, y con el hacía una tarta. Y ese día solo comía el bordesito de la masa. Y odiaba.