22.4.10

Vientos

Y Apolo lo castigo, convirtiéndolo en viento.

Viento, para que no toques.
Viento, para separarnos/te/me


Viento
Viento eres.
Viento que te siento y no te toco.
te percibo, sin recibirte.

Abro la ventana para respirar.
toca mi cara,
mis labios
- se secan , como si se escudaran, mueren de sed-
siento el carmín tomar mis mejillas.
te siento.
y no te toco.

Viento.
Zumbas y no hablas
Te grito, y no escuchas.
Menuda tarea te confió.
Cargar con mis palabras en tus bolsillos.

Viento,
Cercano, y ajeno.
de todas y de nadie.
Mío, mío solo.


Oh!


Si soplarás tan fuerte como para arrastrarme!
Si te hicieras tornado, tormenta de arena.
Y me llevaras, liviana.




Cierro la ventana.



"(...)Jacinto fue uno de sus amantes masculinos. Jacinto era un príncipe espartano hermoso y atlético. Ambos estaban practicando el lanzamiento de disco cuando un disco lanzado por Apolo fue desviado de su trayectoria por el celoso Céfiro y golpeó a Jacinto en la cabeza, matándole al instante. Cuando murió, se dice que Apolo se vio tan embargado y tan enfadado con Céfiro que le convirtió en viento para que nunca volviera a tocar ni hablar a nadie. De la sangre de Jacinto, Apolo creó la flor llamada como él como tributo a su muerte, y sus lágrimas mancharon los pétalos de la flor con άί άί, que significa ‘¡ay, ay!’. El Festival de Jacinto era una celebración de Esparta."

1 comentario:

(Tura) dijo...

Porque primeramente con él
respiran los hombres, y las aves, y
los animales que andan sobre la tierra,
recibiendo en todo tiempo,
así velando como durmiendo,
este refrigerio con que refrescan y
templan el ardor del corazón
(que es un miembro calidísimo)
para que no se ahogue
con la abundancia de su calor.