4.5.10

Kinotos

Todo lo que puedo decir sobre ellos.

Nunca los entendí muy bien, ni siquiera recuerdo su sabor. Son naranja. Son naranja y limón. Como pequeños óvalos, ovales, huevos, pequeños, huevos de codornis, pero de color naranja, con esa piel con los poros abiertos a la que nos tienen tan acostumbrados los cítricos. Con el Aceite Escencial ahí, a flor de piel, esperando a algún alma que no repare en el dolor ajeno. Una apretadita y los ojos como llamas. Pero húmedas.

En la casa de mi abuela había un árbol del Kinotos. No daba sombra, no me podía trepar. No podía sacarle las flores, por que después "se van a aconvertir en un kinotito". No podia hacer nada con ese árbol. Flacucho y molesto.
Recuerdo en mi cumpleaños, creo que de cinco años, o por ahí, estaba con mis compañeritos del cole jugueteando, le rompieron todo el disfrás al payaso que (años después, descubrí que) era mi niñera. Y en un momento, tooodas mis compañeras, con sus vestidos con moños y demás, estaban vaciandole el árbol a mi abuela,  y diciéndome
Compañeritas de escuela "bien":- "¿¡cómo que no te gustán los Kinotos?!?".
Yo:- " no son horribles, y a este árbol lo odio"
 Compañeritas de escuela "bien":-"los podemos llevar"
(...)

Y eso es todo lo que puedo decir sobre los Kinotos, Agregando que mi abuela hacía un dulce de Kinotos Que jamás probé, y con el hacía una tarta. Y ese día solo comía el bordesito de la masa. Y odiaba.

No hay comentarios: